El coronavirus ha afectado la dinámica migratoria en el continente Latinoamericano. Muchos venezolanos que ya se habían establecido en otras naciones, perdieron sus trabajos y sus hogares debido al impacto de la pandemia.
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Algunos tomaron la decisión de regresar a Venezuela, mientras que otros migrantes continuaron trabajando para recuperar, al menos, lo que habían perdido desde que inicio la pandemia
Durante 2020, un año fuerte para las autoridades sanitarias, el mundo se vio obligado a confinarse para frenar la potente propagación de la pandemia, causa que agravó aún más el estatus migratorio de la diáspora.
La falta de un fármaco y un antídoto que combatiera la enfermedad que se originó en Wuhan, China, también impactó en la normalidad de cada una de las personas.
Las grandes potencias del mundo: Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y China, informaron en su momento que estaban trabajando en el desarrollo de una vacuna contra la covid-19 y que para finales del 2020 la tendrían lista.
Los líderes mundiales cumplieron. A finales de noviembre y principios de diciembre, los gobiernos iniciaron las campañas de vacunación contra el virus, una oportunidad enorme para los migrantes venezolanos establecidos en otras fronteras.
“La priorización de las vacunas dentro de los países debería incluir a todas las personas que cumplan los requisitos de un grupo prioritario, independientemente quienes sean. Las personas migrantes deben tener acceso a las vacunas en igualdad de condiciones que los nacionales”, indicaron relatores especiales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“La plena inclusión de las personas migrantes es una cuestión vital tanto para la población migrantes como para la comunidad que los acoge”, resaltaron.
Estados Unidos ha sido uno de los países más abiertos con los migrantes bajo el marco de la campaña de inoculación. Desde que inició, el país de las barras y las estrellas ha permitido el ingreso de personas nacidas en otros países a los miles de centros de vacunación.
“Elogiamos a los Estados que cuidan a las personas migrantes como a sus propios nacionales, especialmente aquellos que han comenzado a proporcionar vacunas a las personas migrantes”, argumentaron los especialistas.
Venezolanos reciben vacunas contra la covid-19
En VPItv logramos conversar con varios migrantes venezolanos que tuvieron la oportunidad de vacunarse contra el virus en otras naciones, que a diferencia de Venezuela ya han inmunizado a la mayoría de su población.
Delta Rosas, una migrante venezolana radicada en Chile, contó cómo fue su experiencia de vacunarse contra la pandemia.
“Yo tengo una cuenta delivery que la uso de vez en cuando y el gobierno de Chile le está dando prioridad a esas personas porque tienen constantemente contacto con otros ciudadanos”, dijo la joven de 27 años.
“Así que me informé que centro de vacunación me quedaba más cerca de mi casa y fui con permiso de circulación que me otorgó la APP Delivery Rapid”, resaltó.
“Al momento de llegar me preguntaron mi edad, que por qué estaba ahí, me pidieron mi cedula, me anotaron en una lista y luego pase a vacunarme. Al momento que me fueron a inmunizar, que fue con la de Pfizer, la asistente me dijo que iba a sentir una molestia y que respirara profundo”, apuntó.
Asimismo, destacó que “luego de vacunarme me sentí bien, pero al siguiente día comencé a sentirme mal. No tenía apetito, tenía fiebre y con un fuerte dolor de brazo”.
“En el centro de vacunación te cuentan que la primera dosis no te hace inmune ante el coronavirus, sino es hasta que te aplicas la segunda que ciertamente corres menos riesgo de contagiarte”, agregó.
La migrante venezolana, que se graduó de como comunicadora social, detalló los requisitos que exigen los centros sanitarios al momento de la inoculación.
“En el caso de los trabajadores de delivery. Vas con tu carnet, con el permiso que te otorga la APP y muestras que tienes la aplicación activa”, explicó.
“Mi proceso fue súper rápido. Yo solo le indique a la guardia de la entrada mis datos, luego me pidieron los requisitos y posteriormente pase a vacunarme”, apuntó.
Por su parte, Johana Ramírez, quien tiene cuatro años en los Estados Unidos, específicamente en Carolina del Norte, también relató su experiencia al momento de vacunarse.
“Fui al centro de vacunación de Wiston Salem, que queda a hora y media de mi casa. La primera dosis me dio dolor en el brazo y quebranto, pero dos días después me sentí bien”, dijo.
“Cuando llegue al centro de vacunación me dieron la bienvenida, luego me tomaron la temperatura y pasé a una sala que es donde me piden los datos”, resaltó.
“La atención fue excelente, sin discriminación de nada, más bien te daban ánimos y te felicitaban por tomar la decisión de vacunarte”, agregó.
“Una vez que me vacuné, con la de Pfizer, pasé 20 minutos en observación y al momento de irme me dieron una constancia”, agregó la migrante venezolana.