¿Qué tienen en común las protestas de los maestros en la dictadura de Juan Vicente Gómez y el paro escalonado que realizaron los docentes los últimos meses del 2019? En estas dos manifestaciones -con una diferencia de tiempo de 87 años-, estos profesores luchaban para dar a respetar sus derechos laborales ante el Estado venezolano.
La más reciente, pautada para el 10 de octubre, comenzó con un paro de 24 horas en las instituciones educativas, esto en respuesta al silencio del ministerio de Educación para subir el sueldo a los docentes en medio de una crisis económica que enfrenta Venezuela desde los últimos años. En sus exigencias, el sector educativo exigía 600 dólares de sueldo para abastecer la canasta básica y requerimientos de salud para mantener un mínimo de calidad de vida.
Además de los requerimientos humanos que los docentes pedían, también exigían la renuncia del actual ministro para la Educación, Aristóbulo Istúriz, mejor conocido por estar dentro de la cúpula del régimen de Nicolás Maduro, y exministro del gobierno del presidente fallecido, Hugo Chávez.
Pero no solo pedían al Estado una alza de salario, sino aptas condiciones laborales para ejercer su profesión como buenas infraestructuras, garantías de transporte y de seguridad. No obstante, aunque ese primer paro resultó exitoso, no llamó la atención de las autoridades. Por esta razón, el gremio continuó con manifestaciones pacíficas de 48 horas el 22 y 23 de octubre y luego de 72 horas, el 12, 13 y 14 de noviembre.
El régimen de Nicolás Maduro no se pronunció al respecto.
En 1932, plena dictadura de Juan Vicente Gómez, un grupo de docentes se unió para expresar su descontento por el estado de la educación de la época. Pues, solo 4,5% de la población infantil estaba instruida, lo que representaba solo 91.462 venezolanos (Roa, 2011). Además, los presupuestos anuales de la educación primaria y secundaria tampoco eran suficientes para atacar el problema del analfabetismo.
Lo que ocurrió a posteriori de esas manifestaciones fue la Primera Convención Nacional del Magisterio en 1936 que daría paso a la creación de la Federación Venezolana de Maestros (FMV). 13 años después, en el gobierno de Isaías Medina Angarita, se decretó el 15 de enero como el Día del Maestro. Sin embargo, el presidente Marco Pérez Jiménez, en 1952, lo cambió para el 29 de noviembre para homenajear el natalicio de Andrés Bello, profesor de Simón Bolívar por mucho tiempo, pero al final se terminó instaurando la fecha original.
Así es como entre dictaduras y gobiernos poco flexibles, la educación venezolana ha intentado salir a flote en altas tasas de analfabetismo, bajos presupuestos, falta de condiciones laborales y espacios para dictar clases. Sin embargo, los precursores de esta continua lucha son los maestros, quienes prefieren luchar la educación venezolana y las futuras generaciones de relevo.