En aumento va el número de personas en Afganistán que venden sus órganos como último recurso para paliar el hambre en sus casas. De acuerdo con un trabajo de la AFP, esta práctica se ha extendido incluso en conocidas ciudades, como Herat, ubicada en el occidente del país.
La agencia de noticias francesa obtuvo el testimonio de un hombre de 32 años, que dejó su trabajo en una fábrica cuando su salario disminuyó a 3.000 afganos (unos 30 dólares americanos).
“Ahora me arrepiento. Ya no puedo trabajar. Me duele y no puedo levantar nada pesado”, confesó el hombre, quien creyó que conseguiría un mejor empleo al dejar el suyo. Según lo reseñado por la AFP, ahora la familia depende de su hijo de 12 años, quien lustra zapatos por 70 céntimos al día.
El hombre, cuya identidad fue resguardada por la AFP, habría vendido su riñón por unos la suma de 1.500 dólares americanos. Su caso es muy parecido al de otra mujer que también vendió un riñón por 2.500 dólares para tener con qué alimentar a sus dos hijos.
“Vendí mi riñón por 250.000 afganos (unos 2.500 dólares). uve que hacerlo. Mi marido no trabaja, tenemos deudas”, declaró la mujer, cuya identidad también fue resguardada.
“No hay ninguna ley… que controle cómo se pueden donar o vender los órganos, pero es necesario el consentimiento del donante. Tomamos el consentimiento por escrito y una grabación de vídeo de ellos, especialmente del donante”, dijo a la agencia el profesor Mohammad Wakil Matin, antiguo cirujano jefe de un hospital de la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif.
De acuerdo con declaraciones ofrecidas por Osmani a la AFP, los talibanes tendrían planes para reprimir el comercio de órganos, para lo cuál están formando un comité para regularlo.
