A pesar de ser profesionales en el área de la salud, enfermeros en San Juan de los Morros, capital del estado Guárico, han tenido que adaptarse a la crisis del país haciendo maniobrar para sobrevivir.
“Soy licenciada en enfermería, mención neonatología y me ha tocado vender arepas en un puesto con mi tío”, así lo expresó Karla Brito, quien es enfermera en el hospital Israel Ranuarez Balza de la capital del estado Guárico.
Brito aseguró, en medio de una protesta por salarios dignos efectuada este miércoles 3 de marzo, que sus ingresos no son suficientes ni siquiera para movilizarse desde su casa hasta su lugar de trabajo. Indicó que muchas veces le ha tocado pedir colar para poder llegar.
“Vivo en las afueras de San Juan de los Morros y muchas veces me ha tocado salir a la carretera a pedir cola, alzando el dedo para ver quién nos ve vestidas con uniforme de salud y nos lleva o nos acerca a un lugar donde podamos caminar”, explicó Brito.
La profesional del área también resaltó que muchas veces debe caminar y que la mayoría de sus compañeros utiliza este mecanismos para llegar al hospital.
Karla Brito admitió estar cansada de ganar un poco más de 1$ mensual y señaló que para sostenerse debe tener dos y hasta cuatro trabajos.
“Me ha tocado vender arepas en un puesto con mi tío, me ha tocado limpiar casas, me ha tocado cuidar a personas y no denigro ninguno de esos trabajos, pero deseo poder hacer lo que me gusta, lo que me apasiona y poder ganar un salario justo”, confesó.
Otras formas de poder mantenerse es a través de las remesas que reciben de familiares que viven fuera del país. Esta metodología que utiliza la mayoría de los venezolanos no escapa de los trabajadores de la salud. “A veces recibimos ayuda de familiares que están afuera, quienes pueden enviar dinero, lo usamos para complementar lo poco que ganamos”, dijo.
Medidas extremas
Durante la protesta de enfermeros en San Juan de los Morros, los profesionales también manifestaron que en ocasiones les toca tomar “medidas extremas”; algunos dejan de comer sus tres comidas diarias (desayuno, almuerzo y cena) para poder alimentar a sus hijos.
Otros lo hacen porque el dinero no les alcanza para comprar una dieta balanceada, la cual según el Cendas-FVM, supera los 300 millones de bolívares, lo que equivale a un poco más de $200 dólares.
Algunos de estos trabajadores también tienen otros gastos, no sólo de alimentos o transporte. Hay quienes viven en alquiler y mientras el salario no supera $1, la renta por la habitación supera los $15, dependiendo de la ubicación y de los beneficios que tengan en esa habitación.
