A pesar que diversos dirigentes del grupo talibán aparecieron en público desde el pasado 15 de agosto, cuando el movimiento islámico tomó Kabul, capital de Afganistán, su líder Haibatullah Akhundzada permanece en la clandestinidad.
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Akhundzada sustituyó en 2016 a quien fuese el jefe de los talibanes, mulá Mansour Akhtar, quien murió ese mismo año por un ataque de drones estadounidenses.
Solo se conoce del actual cabecilla de los talibanes que asiste a fiestas islámicas y según analistas, su papel es más espiritual que operativo.
Su primer objetivo como jefe era unir al movimiento fundamentalista, el cual estuvo dividido por las diferencias internas entre los dirigentes.
«Si Dios quiere, lo verán pronto», aseguró el principal portavoz de los talibanes.