La tradición de celebrar el Día de los Inocentes comenzó de una manera no muy festiva, de acuerdo con la versión cristiana, hace más de 2.000 años Herodes I ordenó aniquilar a todos los niños menores de dos años en Belén, su objetivo era acabar con el recién nacido Jesús.
Esta decisión habría sido tomada al escuchar el relato de los reyes magos, que le advirtieron sobre el nacimiento de un niño que sería el rey de los judíos y su reinado estaría en peligro.
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Luego de la masacre, la iglesia católica decidió honrar a los infantes como los primeros “mártires de Jesús” y al pasar el tiempo el día fue renombrado a los “Santos Inocentes”.
Una de las versiones que cambiaron este día de terror es que cuando Herodes preguntó dónde se encontraba el niño Jesús, los reyes magos lo engañaron llevándolo por caminos equivocados.
Otra de las teorías se remonta a un nieto de Herodes, Herodes Agripa II, rey de Calcis, quien decidió celebrar su trigésimo aniversario honrando a su abuelo (y la matanza de niños) con una semana de festividades.
A su vez, entre diciembre y enero también se celebraban la fiesta de los locos o la fiesta del asno donde las bromas eran un punto fundamental de esos días que permitía a las personas realizar burlas.
En Latinoamérica y España, comenzaron a celebrar el Día de los Inocentes con buenas dosis de bromas hacia familiares y amigos, sin embargo, el origen de este día lleva detrás una historia oscura de crueldad y muertes que no tiene mucho que ver con el humor.
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