La grave crisis económica y social que existe en Venezuela ha generado una inestabilidad laboral en casi todos los sectores productivos, derivando en altos niveles de desempleo ante la poca capacidad de las empresas para poder sustentar a sus trabajadores. Esta situación ha obligado a las personas a vivir del día a día vendiendo productos en la calle o haciendo cualquier tipo de negocios para poder llevar la comida a sus hogares.
La complicada situación laboral de las personas se agudizó ante la llegada de la pandemia del nuevo coronavirus Covid-19, pues al no trabajar por la cuarentena, no cuentan con los mismos beneficios laborales que habitualmente recibían o en algunos casos fueron despedidos por no poder pagarles sin generar ningún tipo de ingreso, aumentando el número de personas que buscan la manera de sobrevivir en un país con las inflación más alta del mundo.
A pesar de las fuertes medidas para evitar que las personas salgan de sus hogares, los ciudadanos se han visto obligados a vender productos en las calles como dulces frutas o alimentos empacados, mientras que otros buscan tener un poco más de seguridad ante la pandemia y crearon pequeñas bodegas en sus hogares para vender lo poco que puedan.
Douglas Rojas, caraqueño que habita en la parroquia La Pastora, se vio en la necesidad de conseguir dinero ante la paralización de las operaciones de su trabajo, por lo que empezó a vender productos de limpieza caseros, además de café y azúcar en porciones para poder pagar el alquiler de su vivienda y adquirir parte de los alimentos de la canasta básica.
“La situación en el país desde la cuarentena se ha complicado mucho, apenas y teníamos para comer, por eso decidí vender los productos de limpieza, pues un amigo tiene un local de estos materiales y le va muy bien, el café lo traje para generar un poco más de ingresos, pues es algo que las personas siempre buscan y actualmente las marcas de café están muy costosas”, detalló Rojas.
Keiner Durán, un joven de 18 años que vive en Catia también se ha visto obligado a trabajar el día a día en las calles capitalinas vendiendo galletas y chocolates para poder ayudar a su familia. Desde tempranas horas utiliza los autobuses para vender sus productos, con promociones tanto en bolívares como en dólares, buscando no perder un solo bolívar ante una devaluación diaria.
“Es muy difícil depender de los dulces, siempre trato de colocar ofertas en dólares para no perder el dinero, pues los bolívares diariamente se devalúan, comprar una bolsa de chupetas a un precio y al día siguiente sube su costo, en cambio los precios en dólares siempre se mantienen (…) Siempre trato de vender más de 5 paquetes diarios de lo que pueda, así puedo conseguir más ganancias para ayudar a mi familia”, detalló.
Durán también sostuvo que la cuarentena ha afectado mucho en las ventas, pues el Metro ya no es una opción para poder trabajar, alegando que era la forma más rápida en vender una gran cantidad de paquetes por el enorme flujo de personas que se trasladan ahí.
FMI estimó 47,9% de desempleo en Venezuela
La crisis que están viviendo los venezolanos este año ya había sido predestinada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuando en abril de 2019 proyectaron una tasa de desempleo de 47,9% en el país para el 2020, un significativo aumento al 44,3% que registraron ese año. Sin embargo, la crisis por la pandemia de Covid-19 podría elevar aún más esas estadísticas, llegando inclusive a superar el 50% de desempleo en el país.
Durante una encuesta realizada por su servidor a diversos comerciantes informales en las zonas de Catia, La Pastora y Capitolio sobre cual es aproximadamente el número de personas que trabajan en este tipo de actividades, calcularon que más de un millón de ciudadanos en Caracas se han visto obligados a tomar estas medidas como forma de sobrevivir a una economía que se mantiene en declive, y que no parece tener un salvavidas que pueda ayudarla a salir a flote.
Esta se ha convertido en la manera de vivir de gran parte de los habitantes en Venezuela, quienes deben salir a las calles y dejar su seguridad a un lado para poder vender algunos productos en los autobuses, el metro y en cualquier esquina de la ciudad para poder llevar unos cuantos bolívares y en algunas ocasiones dólares para reinvertirlos en comida y poder subsistir.