El auge del dólar como la moneda fiduciaria de mayor uso en Venezuela aumenta frente al debilitamiento del bolívar (ahora “bolívar digital” por la reciente conversión monetaria del pasado 1 de octubre) debido a la hiperinflación que atraviesa el país desde finales de 2017.
De acuerdo a consideraciones de expertos consultados por agencias de noticias internacionales, lo antes señalado sería consecuencia de las medidas económicas implementadas por la administración de Nicolás Maduro, sumadas a la caída de la cotización del barril de petróleo y de las importaciones. Destacan que esto último ha dado paso a una escasez de bienes y el aumento de sus precios.
Los venezolanos han regularizado el uso de divisas, de cara a este escenario, para las operaciones comerciales en el país. Pese a que esto ha supuesto un alivio, la creciente demanda de piezas numismáticas circulantes y la insuficiencia de estas en su baja denominación ha dado paso a otros problemas.
Frente a esto, la banca y el Estado venezolano han puesto en marcha alternativas para, además, dinamizar el flujo de dinero en la economía nacional. La primera: la creación de cuentas en divisas; la segunda: la emisión del Convenio Cambiario N°1. Nuevo marco cambiario, publicado por el Banco Central de Venezuela (BCV).
Este convenio, publicado en Gaceta Oficial Extraordinaria el 07/09/2018, buscaría “establecer la libre convertibilidad de la moneda en todo el territorio nacional, con el propósito de favorecer al desarrollo de la actividad económica, en un mercado cambiario ordenado en el que puedan desplegarse acciones para asegurar su óptimo funcionamiento”.
Además del primer instrumento mencionado, según estimaciones de la consultora Aristimuño Herrera y Asociados, desde el pasado mes de abril el BCV estaría inyectando aproximadamente 25 millones de dólares mensuales al mercado cambiario para frenar la devaluación del bolívar y satisfacer la demanda del circulante en moneda extranjera.
Sobre lo estimado por esta firma, en los últimos 40 días el BCV ha inyectado unos 100 millones de dólares. La primera en octubre de cara a la reconversión, y luego que a finales de septiembre el tipo de cambio paralelo rompiera la barrera de los cinco millones del otrora ‘bolívar soberano’. La segunda ocasión fue el 2 de noviembre.
Aunque este compendio de acciones podría vislumbrar una mejoría, al menos en cuanto a las transacciones comerciales, muchos son los venezolanos que optan actualmente por la bancarización fuera del territorio. Tal es el caso de los grupos financieros Banesco y Mercantil, ambos asentados en Panamá y que desde hace varios años ofrecen a los clientes de sus filiales en Venezuela incorporarse al sistema bancario istmeño.
Banesco Panamá ofrece varios tipos de cuentas, entre ellas la “Cuenta simplificada”. Los solicitantes deben contar con al menos seis meses de antigüedad con su contraparte venezolana, y para abrirla debe escanear su cédula de identidad a través de su aplicación móvil. El trámite es idéntico para el caso de Mercantil Bank Panamá y su producto llamado “MONY”.
Estos productos ha generado distintas opiniones entre los clientes. Algunos afirman que son soluciones incluso para el envío y recepción de remesas, especialmente para los migrantes venezolanos en Panamá. Con relación a los usuarios que no se encuentran en ese país, las billeteras y plataformas digitales plataformas basadas en stablecoins (criptoactivos con un valor ligado a una moneda fiduciaria) y multidivisas, como AirTm, AKB, Binance, Moneyclick, Orinoco, Reserve o Valiu, son usados como mecanismos para el depósito, transferencia y retiro de fondos.
La incorporación de estas últimas para usar a plenitud estos instrumentos bancarios es una de las razones de mayor peso entre quienes no ven con buenos ojos estas cuentas, al considerar el proceso engorroso o susceptible a estafas.
Panamá no es el único que ha expandido esta clase de oferta; Puerto Rico se abre para captar clientes en Venezuela que necesiten o deseen incorporarse a la banca internacional. Tal es el caso de Facebank International Corporation, o simplemente como Facebank, el cual se proyecta como la punta de lanza de la intención de la banca boricua hacia Latinoamérica.
Facebank, cuya sede se ubica en el municipio de Guaynabo, también ofrece instrumentos como una tarjeta de débito internacional y su propio sistema de transferencia de dinero llamado PipolPay, algo similar a Zellepay (Zelle). Adicionalmente posee los atributos de un banco tradicional con relación a operaciones locales e internacionales, e incluso permite la recepción de saldo desde plataformas de pago como Payoneer o PayPal.
Al ser Puerto Rico un Estado asociado libre, sus instituciones bancarias pueden operar dentro de la Cámara de Compensación Automatizada estadounidense (ACH o Automated Clearing House en inglés), por lo que permite hacer y recibir transferencias como cualquier otro banco americano (Bank Of America, JP Morgan Chase, Wells Fargo, etc).
El apalancamiento de las fintechs como bisagra de la descentralización financiera
Además de estas aperturas bancarias, las fintechs también se apuntalan como un abanico de opciones y posibilidades para las personas en Venezuela, entre ellas Creska, Zinli, y recientemente Wally.
Uno de los mayores atractivos de estas plataformas es la emisión de una tarjeta prepagada física avalada por VISA o Mastercard, con la cual sus usuarios disponen de sus fondos en comercios en los que no sea posible hacer pagos digitales o hacer retiros en cajeros automáticos. En el caso de Zinli, esta ha tenido buena recepción entre los países donde actualmente ofrece sus servicios: Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. A excepción de este último, esta fintech posee alianzas con establecimientos en los que sus usuarios pueden hacer recargas en efectivo.
La puesta en escena de estos instrumentos ha facilitado el envío y recepción de remesas, además de abrir un abanico de oportunidades para, en el caso de los venezolanos, realizar compras en el extranjero, y suscribir servicios de streaming. Incluso algunos establecimientos y grandes cadenas actualmente incluirlos como métodos de pagos.
Los plásticos emitidos tanto por las fintech como por estos bancos cuentan con el sistema contactless (8), que permite pagar una compra mediante tecnologías de identificación por radiofrecuencia incorporadas en tarjetas de crédito o débito, llaveros, teléfonos móviles u otros dispositivos.
VPITV entrevistó a un panel de especialistas financieros, académicos y economistas para conocer otros aspectos adicionales sobre estas ofertas, como la incidencia que tiene su utilización en Venezuela y el flujo de capitales que esto representa.
- ¿Cómo podría incidir la incorporación de los clientes venezolanos en el sistema bancario en estos países?
Para el economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Luis Crespo, la creación de nuevos mercados y la catalización las remesas por la diáspora son algunos de los motivos por los cuales los bancos internacionales expanden su cartera de clientes, que incluye en este caso a los venezolanos en el país.
“Han visualizado a un sector para sus operaciones de intermediación. Banesco/Mercantil Panamá están en un país que se convirtió en un atractivo para las finanzas venezolanas por su marco legal y dinámica de mercado. Así se fue constituyendo un espacio significativo que les permitió reabrir nichos e internacionalizarse. En el caso de Facebank, este trata de captar clientes que reciben remesas. Es una nueva realidad dentro de la economía nacional y un incentivo para estas instituciones, que ofrecen sus servicios para canalizar esos flujos. Buscan posicionarse y están viendo más allá de la simple intermediación”, expone el académico.
El economista senior de la firma Ecoanalítica, Giorgio Cunto Morales, precisó varios aspectos al ser consultado sobre el tema, entre los cuales coincide con Crespo en la expansión de la cartera de clientes como punto a favor. También se refirió a la incidencia de los sistemas financieros de dichos países por el ingreso de estos capitales mediante la banca.
“Esto es determinado por la extensión, magnitud y dimensión de la apertura a ese tipo de usuarios. Para cualquier sistema financiero tiende a ser más sano el que expanda su alcance a más recursos. Eso hay que colocarlo en perspectiva con base en cuánto representarían los clientes venezolanos para ese ecosistema. Esto también se ajusta a cómo pueden lidiar con usuarios que pueden estar fuera de las jurisdicciones, pues hablamos de consideraciones más complejas por la forma en la que tratan el tema de la residencia o ubicación legal de sus depositantes”, explica a VPITV.
Para el director de la forma Econométrica, Henkel García, si bien hay personas y empresas con la vista fija en Panamá para movilizar capitales o realizar operaciones, estos fondos pueden no tener una incidencia significativa en la economía istmeña o boricua.
“La gente va a utilizar a Panamá, en su mayoría y sobre todo lo relacionado con mayores capitales, como una puerta para tener lo mínimo necesario y poseer alguna plataforma con la cual hacer vida comercial en Venezuela mediante los sistemas de pago que estas ofrecen. No veo que grandes flujos de dinero tengan como destino Panamá. Eso sí, hay un grupo de personas y empresas que solo tienen ese país como opción para operar, pero con montos menores”, precisó el experto.
Al igual que Cunto Morales, García resaltó el papel que juega el marco jurídico de cada país en cuanto a la actividad bancaria se refiere. Precisó que se trata de un factor determinante para los clientes y las operaciones que estos realicen.
“Tampoco veo que la economía panameña se beneficie en gran medida, y las personas entienden que las garantías del sistema bancario de ese país no son las mismas que las de otros, por lo que no van a tener la disposición de tener grandes montos depositados allí”, agregó.
- ¿De qué forma influye esta liquidez de capitales en la economía venezolana?
Otro punto en el cual concuerdan los expertos es en algunas facilidades que ahora tienen los venezolanos con acceso a estas tecnologías, particularmente, resaltan, como consecuencia de vacíos en el ecosistema financiero nacional y la adopción del dólar como su figura fiduciara de mayor peso.
Además de lo antes señalado, y puntualmente para Crespo, la confianza tanto en las instituciones bancarias como en los marcos jurídicos en los países de residencia de estas son determinantes para que potenciales clientes apuesten por la adquisición de sus servicios financieros.
“Es favorable que las familias y los agentes económicos cuenten con instrumentos financieros que faciliten las transacciones en este contexto de dolarización transaccional desordenada. Por ejemplo, sobre las cuentas en dólares que ofrece la banca venezolana, los economistas hemos recomendado no tener allí grandes cantidades de dinero depositadas. Es allí cuando aparecen estas opciones que son muy amigables. Los clientes valoran el historial de la institución a la cual se acercan, pero también tienen percepción sobre los países. Los bancos han jugado un papel muy importante en los últimos años con la finalidad de enviar un mensaje: certidumbre”, expone el profesor.
Sobre la actividad del dólar en Venezuela, Crespo reveló que, con base en los datos cuantificados por firmas especializadas, 67% de las operaciones comerciales se realizan con esta moneda, lo cual representa, al menos, el doble de la liquidez de su contraparte venezolana incluso tras la más reciente reconversión. El profesor afirma que “está marcando la actividad económica en el país”.
Por su parte, García puntualiza que el uso de estos fondos en Venezuela no repercute en la liquidez nacional, y en caso de tener alguna incidencia, esta sería en los países donde reposan estos capitales y de acuerdo al volumen de transacciones y la cantidad de dinero. Precisa que la razón de lo primero se debe al ecosistema donde se desarrolla la operación.
“Pueden estar en manos de venezolanos o de empresas transnacionales más no impactan para nada en la liquidez nacional. Pudieran tener una incidencia en el sistema de ese banco y la economía del país donde está establecido, pero por los montos no creo que marquen una diferencia tremenda”, explica el CEO de Econométrica.
Sobre el funcionamiento de estas operaciones, García grafica en qué consisten realmente:
“Los pagos realizados mediante mecanismos como Zelle, MONY o transferencias desde bancos internacionales no ingresan a Venezuela. Son operaciones en el exterior que se hacen por un intercambio de bolívares, bienes o servicios acá. Si bien pudiéramos decir que esto funciona con una especie de liquidez, realmente esos fondos no entran”, expone.
Este punto también lo explica Cunto Morales, particularmente sobre qué hay detrás del uso de una tarjeta de débito internacional en un punto de venta en Venezuela, una operación que en contadas ocasiones genera fricciones entre el tarjetahabiente y el comerciante.
“A efectos prácticos, lo que ahora se hace cuando se usa una tarjeta extranjera por algún punto es debitar los recursos y enviarlos una cuenta en dólares que tenga el banco en el exterior donde van a permanecer en custodia. Lo que hace aquí la institución es entregar la contraparte de la operación en moneda local. Debido a esto, la transacción no representa una entrada de divisas”, aclara.
- País con un flujo de dólares que no ingresan
Con relación al por qué no entran dólares mediante el uso de tarjetas internacionales, tanto García como Cunto Morales explican el proceder que regularmente debería ocurrir para que esto suceda:
“Los dólares son recolectados por el banco que tiene el punto de venta, y ese dinero debería terminar en el Banco Central de Venezuela (BCV), el cual a su vez debiese entregar al comerciante esa cantidad al cambio en moneda local. Incluso, esto sigue pasando, pues el establecimiento recibe los bolívares al realizarse la transacción. Ahora, los bancos recolectan estos fondos pero, producto de las sanciones, no los pueden hacer llegar al BCV, el cual les dice que los coloquen en el mercado cambiario. Así es como debería ser”, revela el CEO de Econométrica.
Al igual que Henkel García, Giorgio Cunto coincide en el nudo gordiano que representan las sanciones al BCV.
“Por la forma en la que opera actualmente el sistema cambiario nacional y debido a las sanciones del BCV, muchas de esas operaciones no se traducen directamente en una entrada de divisas, o que cambie mucho la circulación de las piezas disponibles en Venezuela (…) es cuestión de cómo funcionen las operaciones de compensación con moneda extranjera en el país porque estas, en primer lugar, debían pasar por una estructura dependiente del BCV, y en segundo lugar, porque están enturbiadas debido a las sanciones”, acuña el especialista de Ecoanalítica.
- ¿Qué papel podrían jugar las fintech en el contexto venezolano en el corto y mediano plazo?
Al ser consultados sobre el auge y la operatividad de las fintechs, los expertos también se refirieron a las faclilidades que estas brindan a los venezolanos en el país para realizar transacciones e incluso se transforman en una puerta para acceder a compras y servicios online.
“Son muy amigables dentro del proceso de la economía digital y las nuevas tecnologías, más aún en este contexto donde los bancos extranjeros permiten adquirir y utilizar sus herramientas y servicios. Estas wallets facilitan el uso de los instrumentos financieros para los venezolanos en el país con cuentas afueras. De hecho hay establecimientos que aceptan pagos con ellas. Han llegado para simplificar las operaciones en la banca internacional”, destaca el profesor Crespo.
Además de lo que expone el académico de la UCV, Giorgio Cunto puntualiza que las fintech satisfacen mercados y necesidades que hasta ahora la banca nacional aún no atiende, y al igual que Crespo, insiste en que la confianza hacia estos instrumentos es lo que tenderá los puentes para su masificación y permanencia en el mediano y largo plazo.
“Estas iniciativas llenan los espacios que aún no ocupa el sistema financiero venezolano. Quizás su masificación no la veamos consolidada en el futuro debido a la confianza o conocimiento que tengan los usuarios, pero tienen una utilidad para cierta parte de la población, y es un hecho que no puede ignorarse”, destaca el experto.
Cunto agrega que, aunque el dólar ya ganó espacios en la economía y su uso se masifica, el proceso de dolarización en Venezuela todavía enfrenta muchas restricciones en el manejo electrónico de instrumentos que operan con divisas. Por su parte, García incluso no descarta que incluso prohíban su uso desde las instancias reguladoras en materia de tecnología digital financiera.
“Como estas plataformas operan fuera, lo que pudiera pasar es que los organismos regulatorios en Venezuela empiecen a prohibir su uso, lo cual le complicaría la vida a muchos venezolanos. Sospecho que en algún momento van a tratar de poner orden. No creo que se hagan la vista gorda como lo han hecho con la misma dolarización. Esto pudiese ser, el riesgo está allí. No me queda claro cuál será el alcance de estos instrumentos, ni la postura de las instancias, pero sin duda son dos aspectos importantes a tomar en cuenta”, sentencia García.
Pese al potencial riesgo mencionado por el director de Econométrica, este asiente que las fintech se convierten en catalizadores de remesas, al ofrecer facilidades no sólo para utilizar fondos sino también para movilizarlos.
“Sí, pueden ser una buena alternativa para las remesas. Prácticamente se trata de una transferencia. Es una solución que puede facilitarle la vida a una cantidad de personas”, agrega.