El próximo 29 de mayo Colombia irá a la primera vuelta de las elecciones presidenciales, con Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo como los tres candidatos con mayor intención de voto.
Pero punto aparte de lo que implica una jornada comicial común y corriente, para la cual el Estado ha desplegado varios operativos, los ciudadanos en las zonas más remotas de la nación neogranadina deben sortear un conjunto de dificultades para acudir a las urnas y decidir quién sucederá a Iván Duque como el nuevo inquilino del Palacio de Nariño.
Una de las barreras con las que se encuentran los colombianos en zonas como Bocas del Yarí, un diminuto caserío en el sur del Departamento de Guaínía, es la falta de información, incluso en materia electoral. Un vuelo de 80 minutos en avioneta desde Inírida hasta Campo Alegre, un caserío ubicado a orillas del río Isana, en límites con Brasil, es parte de la travesía para llevar material electoral.
Según el informe “Mapas y factores de riesgo electoral” de la Misión de Observación Electoral (MOE) para el año 2018, hasta 2015 estaba actualizada la data electoral sobre los sitios rurales, sus centros de votación y la cantidad de electores inscritos.
Para 2018, la MOE señala que de los 360 municipios de Colombia en riesgo por posible dificultad de acceso a puestos de votación, en promedio había un puesto de votación a 786,8 kilómetros por votante, y en varios casos, los habitantes rurales deben cruzar ríos o transitar vías en condiciones precarias para sufragar.
Los múltiples gastos de pasaje en distintos medios de transporte eran otra de las dificultades de los habitantes rurales. Previo a los comicios, las personas debían registrar la cédula en el puesto electoral, lo cual implicaba gastar más dinero para movilizarse.
Estos factores antes descritos devienen en otro problema para ejercer el voto, que es la falta de pedagogía. Según el informe “Cartografías de la información” de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), en 388 municipios no existe medios de comunicación que transmitan noticias locales, con lo cual resulta aún más complejo enseñarles a votar o informarles sobre los candidatos.
En un segundo plano, la desinformación y la no accesibilidad o despliegue de material y logística electoral se traduce en altos niveles de abstención, problema recurrente en las elecciones tanto en zonas urbanas como rurales. En los comicios al Congreso de 2014 hubo una abstención de 52%, mientras que en las de 2010 la cifra llegó a 55%.
Con información de Semana Rural y El Tiempo de Colombia.
Lea también: Propuestas de Petro traerán gran retroceso para Colombia, según analista
