Cientos de migrantes, la mayoría venezolanos, se acumulan cada día en la frontera entre Colombia y Panamá, donde esperan cruzar la inhóspita selva del Darién rumbo hacia territorio norteamericano.
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Pese a que varias organizaciones alertan constantemente sobre los riesgos de enfermedades, presencia de grupos delictivos y animales salvajes, algunas personas coinciden en que prefieren tomar esta peligrosa ruta antes que permanecer en Venezuela.
“El Darién no es tan peligroso como lo que estamos dejando atrás, el hambre y la pobreza”, aseguró José Muñoz, migrante venezolano cuando fue cuestionado por su decisión de salir del país.
Para Muñoz fue determinante el no tener como comprarle comida a su familia y el constante miedo de que sus hijos se enfermen y no conseguir las medicinas. “En Venezuela no hay nada de eso”.
Además, consideró que lo más importante es encontrar un lugar que le permita bienestar y oportunidades de trabajo. Por esta razón, calificó la ruta fronteriza como una “luz de esperanza”
En lo que va del año 2022, más de 150.000 personas de diferentes países de la región latinoamericana viajaron por esta peligrosa ruta.
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