El río Bravo, conocido por delimitar el territorio entre México y Estados Unidos, se ha convertido en el gran testigo donde se inmortalizan los testimonios de los venezolanos que cruzan en busca de “sueño americano”.
Al ser un territorio selvático, el único modo de atravesarlo es a pie, a expensas de los rigores del sitio, su fauna y los grupos armados que rondan. Pero una venezolana, junto con su hija de tres años, lograron dejarlo atrás y contó a la BBC de Londres lo que implica tomar este camino.
Su niña de tres años cruzó con su madre al creer que se trataba de una “aventura”, con lo cual amenizó la travesía que les tocaba enfrentar. La mujer recuerda a la niña de 7 años que murió este año cuando intentaba cruzar con su madre, también venezolana.
“Si hubiese sabido que eso era lo que nos tocaba vivir, jamás lo hubiese hecho, sobre todo después de leer el caso de la niña que murió ahogada. Me digo: ¿hasta qué punto arriesgaste la vida de tu hija, hasta qué punto eres egoísta, mal padre?”, dijo la migrante al medio británico bajo calidad de anonimato por protección.
Su viaje empezó en Venezuela. Antes de llegar a Ciudad de México hicieron escala en un país centroamericano. Presentaron en el aeropuerto de la capital azteca una carta de invitación de un residente, así como una reservación de hotel pagada.
“Nos hicieron unas preguntas, la chica siguió todo el protocolo migratorio y al final nos dejan entrar a México. Cuando salimos del aeropuerto estaba un joven con nuestra foto, nos la mostró y nos dijo que venía de parte de la señora (la coyote). ‘Los voy a llevar al hotel’, nos dijo. Y nos fuimos con él”.
Con información de BBC
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