“Cine subterráneo”, una necesidad de denuncia social que se mantiene en Venezuela

Han pasado 125 años desde el estreno de “Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Maracaibo” y “Muchachos bañándose en la Laguna Maracaibo” en 1897, películas que marcaron el inicio del cine en Venezuela, y expandieron la realidad nacional a otras fronteras.

Con el pasar de los años, el cine venezolano se enfocó en tocar temas de la realidad social con cintas como “Punto y Raya” protagonizada por Édgar Ramírez y Roque Valero. Obtuvo siete reconocimientos, entre los que destacan Premio Mejor Dirección en el Festival de Cine de Bogotá, Premio Mejor Película en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles, y Premio Mejor Guion en el Festival de Cine Iberoamericano de Santa Cruz.

También “Huelepega” (1999), que fue grabada en las calles de Caracas para mostrar los altos índices de violencia a los que se expuso Oliver, un niño de 11 años que eligió la calle como refugio.

Huelepega (1999)
Huelepega (1999)

En 2010 llegó una las más aclamadas de todos los tiempos, “La hora cero” (2009) de Diego Velasco, basada en la huelga médica que tuvo lugar en el país en el 1996.

“En Venezuela se viven unas realidades tan complicadas y distintas al resto del mundo que de ahí surge la iniciativa de cineastas a querer retratar esos momentos, esas realidades, historias pequeñas que hablen de nosotros, de cómo vivimos y pensamos”, expresó el periodista cinematográfico, Jorge Roig Graterol, durante una entrevista para VPItv.

La hora cero (2009)
La hora cero (2009)

“La hora cero” recibió los premios al Mejor Montaje, Mejor Actriz de reparto, Opera Prima y Premio del Público en el Festival de Cine Venezolano en Mérida; Mejor Película del Festival de Cine Latino de Los Ángeles y Mejor Película Extranjera, en el Festival de Cine de Santander.

Dos años después se estrenó “Azul y no tan rosa”, dirigida por Miguel Ferrari,  en una coproducción con España. Obtuvo el Premio Goya a Mejor Película Extranjera de Habla Hispana, Premio del Público en el Festival Pink Apple y Premio del Público en el Festival Face à Face.

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El cine como protesta de la realidad venezolana

Estas producciones fueron una muestra al mundo de las inconformidades, desde el punto de vista los directores. Enfocado en las realidades que se viven en nuestro territorio. Situación que continúa en gran medida a través de los años, convirtiéndose en una manera de “denunciar” algunos problemas actuales.

El actor venezolano Erick Palacios, en una entrevista exclusiva con VPItv, aseguró que existe una preferencia por hablar de la realidad social del país, ya que, “son historias que merecen ser contadas y no se puede olvidar que en Venezuela existe la violencia y la inseguridad”.

La opinión de Palacios se une a la de Ali Morales, videógrafo, director y profesor de la Universidad Audiovisual de Venezuela (UAV), quien ofreció su punto de vista profesional para VPItv. Explicó que en Venezuela, entre los años ‘80 y ‘90, se dio un fenómeno latinoamericano llamado “cine subterráneo”, el cual surgió con la necesidad de utilizar el cine como “una herramienta de denuncia social”.

“Todo lo relacionado a la creación de la imagen puede utilizarse para denunciar aquello que cause inconformidad, por estas razones es posible que existan tantas películas con esa narrativa”, detalló el creador del podcast “Un par de vainas”.

 

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Falta de recursos como brecha en el crecimiento cultural

Morales destacó que la realización de documentales para expresar realidades es en cierta medida “un mecanismo viable” para conseguir inversionistas y audiencias que apuesten a crear dicho estilo narrativo. En vista de que en Venezuela el apoyo hacia el área cinematográfica es escaso y resulta ser también el motivo por el cual no se desarrollan numerosas producciones como en décadas anteriores.

Palacios, conocido por su participación en producciones como Dirección Opuesta, aseveró que la cantidad de proyectos nacionales han decaído, y no solo en el cine, debido a la falta de recursos, puesto que quien quiera desarrollar una película en Venezuela deberá hacerlo con un “gran postor”.

Dicha falta de apoyo económico afecta la calidad técnica de las cintas, que muchas veces han sido asociadas con “cosas mal hechas”, según el crítico de cine Sergio Monsalve, lo que haría ver que el cine criollo está “decaído”. Sin embargo, Roig Graterol aclara que son los apoyos los que han disminuido, y ocasiona que los cineastas tengan que irse o buscar apoyos internacionales para sacar adelante sus proyectos.

“No tenemos un instituto que sea robusto, que defienda el cine y su paso por cartelera, que ayude a la promoción, financiamiento y postproducción. Eso es lo que ha decaído en el territorio”, resaltó Roig sobre la ausencia de un organismo cultural en este sector que podría ser de mucha ayuda, puesto que hace falta un instituto que preserve las obras que se estrenan, organice foros o actividades de acuerdo con las producciones cinematográficas, debido a que, luego que salen de la cartelera “no hay donde encontrarlas”.

 

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Ideas que impulsan el cine nacional

Roig Graterol expuso que, de existir un ente nacional de cine que pueda financiar grandes producciones, se podría cumplir con mayores estándares de calidad para el desarrollo del séptimo arte en Venezuela.

Sin embargo, la comunidad cinéfila venezolana no espera para continuar su amplitud y ponerse al día con el mundo al crear la primera y, hasta el momento, única plataforma de streaming de películas venezolanas: Cine Mestizo, la cual permite un mayor y fácil acceso al cine nacional desde cualquier parte del globo terráqueo.

Con respecto a las nuevas plataformas digitales, Morales mencionó que de “entrar de lleno” en dicha área “abriría posibilidades comerciales para todo el sector que se dedica a la realización de la imagen”. Además, dejó abierta la posibilidad de que si se continúa por el camino que van los creadores visuales, se podrían generar condiciones para que el campo crezca.

Predilectas de los especialistas

 Aunque les fue difícil elegir, consultamos a los expertos entrevistados sobre cuáles son sus  producciones nacionales preferidas, y por distintos factores destacaron:

  • Dirección Opuesta (2020), basada en la primera novela de Eduardo Sánchez Rugeles, Blue Label (Etiqueta Azul, en su traducción al español).

  • El Amparo (2016) es una película dramática dirigida por Rober Calzadilla.​ Coproducida entre Colombia y Venezuela.

 

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  • Araya (1959) de Margot Benacerraf. Un clásico memorable de la cinematografía venezolana.
Araya (1959)
Araya (1959)
  • El pez que fuma (1977) de Román Chalbaud, refleja cómo era la sociedad venezolana durante la década de los setenta.
El pez que fuma (1977)
El pez que fuma (1977)
  • Reverón (2011) de Diego Rísquez. Ambientada en los años 20, relata la historia del artista plástico venezolano Armando Reverón en su relación con Juanita, su musa.
Reverón (2011)
Reverón (2011)
  • La hora cero (2009).

¿Qué se viene para el 2022 en producciones con sello venezolano?

Jorge Roig mencionó algunas de las cintas que se podrán disfrutar este año en cartelera, como “El exorcismo de Dios” dirigida por Alejandro Hidalgo bajo el género de “terror” y que cuenta con reparto nacional e internacional. Se estrenará en febrero en las carteleras nacionales.

“Jezabel” de Hernán Jabes y se basó en la novela de Eduardo Sánchez Rugeles con el mismo título.

“Yo y las bestias” de Nicolás Manzano, filme que participó en el Festival de Cine de Mar de Plata y  resultó ganadora de varios premios en el Festival Ventana Sur, uno de los más importantes en Latinoamérica.

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