En el estado Táchira, dos familias comparten una tragedia común tras ser afectadas por una vaguada. El gobierno regional les proporcionó nuevas viviendas; sin embargo, estas casas carecen de servicios básicos, lo que las hace inhabitables y ha forzado a las familias a regresar a sus antiguos hogares aún en riesgo.
Mayra Cabrera es una de las afectadas que, a pesar de recibir una nueva vivienda, la falta de servicios públicos como electricidad y agua potable la ha llevado a un estado de desesperación. “Ellos dicen que si nos conectamos las ocho casas no les llega agua a ellos”, relata Cabrera sobre la negativa de la comunidad a permitirle acceder a los servicios básicos.
Actualmente, Cabrera reside en su casa previa, dañada por una vaguada del 2020. La crisis económica del país ha exacerbado su situación, dejándola sin empleo y dependiendo de la venta de café para subsistir. “Vendo café, pero cuando pasó eso los termos se dañaron”, indicó sobre las dificultades para mantener su único sustento económico.
Por otro lado, Carmen Jaimes enfrenta un dilema similar. Aunque se le asignó un kit para construir su casa, este fue robado. “La casa comunal me lo quitó”, afirmó.
La vivienda de Jaimes alberga a su hija con condiciones especiales, otra hija embarazada y una nieta. La estructura es tan precaria que el agua se filtra peligrosamente. “Se me mete toda el agua en el baño (…) de tanta agua es un peligro que la casa se vaya”, dijo.
A pesar de las adversidades, Cabrera mantiene la esperanza y depende de donaciones para sobrevivir. “Lo que Dios nos socorre, recibo ayudas, estoy necesitando para la casa, cuando llueve es como estar afuera”, expresó.